jueves, 9 de abril de 2015

Me gustan las palabras que abren puertas, las “gracias” dichas en el momento oportuno, acompañadas de una gran sonrisa; los “perdón” que curan, que te hacen olvidar y que van seguidos de un abrazo; y los “por favor” que acaban dando derecho a todo, que piden un permiso que se concede con gusto. Me gustan las despedidas que no quieren acabar en un “adiós” y se decantan por un “hasta pronto”, sobre todo cuando existe la firme intención de cumplirlo.


Me gustan los “no te preocupes” que te hacen sentir capaz de todo, los que borran cualquier problema y con los que comprendes que mañana, más y mejor. Me gustan los “¿cómo estás?” porque esperan una respuesta de ti, porque te dan la oportunidad de compartir con quien te pregunta qué te ocupa y te preocupa. Me gustan los “me he acordado de ti por…” porque suelen estar cargados del cariño más inmenso, porque suelen venir de quien quiere tenernos presente en su vida.


Me gustan esos abrazos que no dicen nada pero lo dicen todo, me gustan esas miradas que acaban en una sonrisa. Pero también me gusta cuando sobran las palabras… Me gusta estrechar una mano que te deje sin ellas, me gusta mirar frente a frente y que esté ya todo hablado y, sobre todo, me gustan las caras expresivas, esas que acumulan arrugas resistentes a cualquier crema, porque a veces es sólo una persona quien la provoca.


miércoles, 25 de marzo de 2015

Belleza

Belleza no son unas piernas bonitas,el pelo largo, una piel bronceada o unos dientes perfectos. Belleza es quien una vez lloró y ahora sonríe, belleza es aquél que calló y después pudo levantarse, belleza es esa cicatriz que tienes en la rodilla desde que eras pequeña, belleza es cuando amas tanto que a veces ese sentimiento no te deja dormir, belleza son esas estrías, belleza es ese tatuaje con tanto significado, belleza es esa expresión en tu cara cuando tu alarma suena por las mañanas, belleza es el maquillaje corrido después de haberte dado una ducha, es esa risa cuando haces una broma que solo tú puedes entender, belleza es cuando él te esta mirando, belleza es cuando tú le miras a él. 
Belleza son las marcas que la vida ha dejado en nosotros, belleza son esos abrazos, esas caricias y esos besos que nos dieron cuando más lo necesitábamos, belleza son esos buenos recuerdos que jamás se irán, belleza son esos momentos que aún quedan por venir. Belleza es cuando aprecias lo que es vivir.





sábado, 28 de febrero de 2015

Lo que ellos no saben



Siempre hemos creído que los niños tenían que ir de azul y las niñas de rosa, y que resultaba que el amarillo era neutro. Que a lo que había que aspirar era a llevar una vida correcta, que consistía en una casa grande, tres niños y un perro. Creímos que nos tenía que gustar lo dulce y espantar lo amargo, y que, a partir de cierta edad, no se podía volver a jugar. Que teníamos que esperar que se fijasen en nosotras y que ellos no tenían que llorar.

Creímos que el esfuerzo del estudio daría sus frutos y que la vida, ante todo, es justa. Nos dijeron también eso de que lo malo es bueno, que la rutina es aceptable, y qué es una cara bonita y una fea. Que si nosotras éramos totalmente independientes quedaba indiscreto. Que si ellos aprendían a cocinar y planchar perdían masculinidad.

Creímos que si sonreíamos demasiado, resultaríamos tontos, pero que, si no lo hacíamos lo suficiente, nos tacharían de deprimidos. Aspiramos al “término medio”, creyendo que era lo adecuado, que ser del montón tenía que ser nuestro mayor afán y orgullo. Y que sobre todo no había que cuestionarse nada de esto porque sólo complicaría las cosas, y lo complicado nunca resulta ser bueno.



Y nos lo creímos porque resulta que hay que caerse al suelo un millón de veces hasta que se consigue ver al cielo.
Que hay que saber que a veces lo complicado es la mejor sensación, y que puede que no todo tenga que ser fácil con tal de que resulte que ha merecido la pena.

Y puede que lo correcto ya no sea lo que se lleve y, si me preguntes lo que pienso de ti,puede que la respuesta no te guste.
Puede que el término medio ya dejó de ser suficiente y que todas mis mentiras en realidad sean deseos.

Puede ahora ellos lloren porque, no por no exteriorizar algo, no signifique que no existe.

Puede que nosotras nos hayamos hartado de esperar y que ya no pidamos permiso antes de pedir perdón.

Puede que haya días que haya que cuestionarse todo de más y que nunca se llegue a saber del todo cuántos años hay que vivir hasta ser realmente libres.

Puede que la rutina haya dejado de existir y algunos estemos en nuestra misión olvido, borrando el pasado poco a poco, volviendo a pegar meses al calendario, según nos convenga. Pero no porque no nos guste el pasado, sino porque queremos vivir un millón de futuros posibles.

Puede que se aprendiese más en el estribillo de una canción, que dura quince segundos, que todos esos años en un aula.

Puede que queramos seguir jugando a los veinte y a los treinta. Y lo hagamos.

Puede que vea belleza en las caras que, según los cánones, no la tengan y me pregunte por qué el amor es la ciencia con la teoría más simple y la práctica más imposible de todas.
Y puede que corra porque en el fondo me gusta que me persigan.
Y puede que sea todo muy sencillo y que las segundas oportunidades haya que merecérselas. Que son un regalo y eso de que la gente cambia es una utopía. O puede que no.


Puede que, como dijeron unos, seamos dos almas perdidas en una pecera enana, dando vueltas año tras año, sobre la misma tierra. Y puede que nos hayamos encontrado de nuevo, con los mismos miedos de siempre.

Puede que el sabor amargo me guste porque me recuerda a ese verano e inevitablemente me pregunte cómo ella lo consiguió. Porque yo también quiero.

Puede que quiera que el mundo nos recuerde por lo que nunca fuimos, que es más grande que lo que siempre seremos.

Puede que haya errores eternos o que todo sea eternamente erróneo. Que el problema no está en que ella no resulte ser la chica de sus sueños, sino en que sea la chica en la que piense dentro de unos años, mientras esté en un bar tomándose una cerveza, deseando poder haberle dicho esas palabras que tanto ansiaba escuchar de ti.

Puede que cada dos minutos algunos intenten cambiar de estrategia para despistar al adversario, cuando a los únicos a los que consiguen confundir es a sí mismos. Pero no pasa nada, todos lo hacemos tarde o temprano.

Puede que ya me esté cansando de lo de siempre, porque ya deja de saber a lo de nunca.
Y puede que el azul ahora lo lleven las chicas, que el rosa sea cosa de todos y el amarillo se haya pasado de moda.
Y puede que yo sonría demasiado. De oreja a oreja, como se dice. Pero qué queréis que os diga. Me da exactamente igual lo que piensen.


viernes, 27 de febrero de 2015

Esas personas



Me gustan las personas que no van de nada y lo son todo. Que visten con camisetas de rayas y zapatos estilo Oxford. Me gustan las personas que son las más guapas de la fiesta (no las que van de). De esas que callan pero levantan las voces y miradas de todos. De belleza discreta. Me gustan las personas que persiguen sus sueños. Que no paran hasta alcanzarlos. Que se dejan la piel en sus proyectos y que no duermen pensando en cómo hacerlo mejor. Perfeccionistas hasta el extremo. La recompensa a esto está a punto de llegar.

Me gustan las personas que ríen con ganas y se despeinan al bailar. Las que van en contra de una mayoría. Las que huyen de lo fácil, de lo impuesto. Las de la buena música aunque nunca esté de moda. Las de los calcetines de toda la vida. Las que ponen mala cara a las tendencias incompresibles. Las que proyectan su personalidad, estilo y maneras en un solo gesto. Las personas de cuidada educación. Templadas. Pacientes. Atentas. Las que no utilizan el insulto como moneda de cambio cuando se sienten acorraladas. Las que van a por todas. Las que se mojan de verdad. Las que entienden la doble cara sólo como manera de describir una moneda, sin más. Las personas felices con los pequeños detalles. Me gustan las personas que mantienen su vida para ellos y con ellos sin exponerla en todas las redes sociales. Esas vidas son las más interesantes, es una opinión (y un hecho también). Las que no salen bien en las fotos. Las que se ríen hasta de su sombra. Las de los amigos verdaderos.

Me gustan las personas que disfrutan cocinando. Me gustan las personas que escriben poesía y disfrutan de la música. Me gustan las personas que disfrutan estar solos. Me gustan las personas que nadan a contracorriente, estoy segura de que en algún momento la ola les acompañará. Me gustan las personas que no caen bien a todo el mundo eso es una signo de autenticidad. Me gustan las personas perfectamente incorrectas, con ese punto de locura controlada y timidez contenida. Me gustan los polos opuestos. Me gustan las personas que tienen algo que contar pero no siempre están dispuestas a ello. Me gustan las personas que bailan bajo la lluvia y esas personas con planes diferentes, a deshoras y porque sí. 





Ilusos, necios e idiotas. Sí, todos y cada uno de nosotros. Nosotros y nuestra innata manía de intentar cambiarlo todo y a todos. Esto es el mundo real, amigos míos, aquí nada es de color de rosa sino que nos encontramos una gran gama cromática que por lo general viene encabezada de negros y grises.

El debate por excelencia. Hombres y mujeres, mujeres y hombres. La pregunta que un servidor se hace es: ¿Por qué? Las mujeres son mujeres y siempre serán mujeres. Los hombres son hombres y siempre serán hombres. Vale, no he descubierto América. No pretendo patentar la idea, es más, quizás tenga incluso que pagar derechos de autor.

Únicamente pretendo hacer un llamamiento para que paremos. Chicas, parad de intentar buscar a alguien que sea ideal o perfecto, esto no es una película de comedia romántica, no existen los príncipes azules. Vosotros, chicos, parad de intentar comprendernos. No es posible.

Y ahí está la magia, la guinda del pastel, el quid de la cuestión, la solución de la ecuación. Es entonces cuando entra en juego una vez más la tan incontestable pregunta. ¿Por qué? ¿Por qué vamos a acabar con algo tan maravilloso? ¿Por qué nos empeñamos, mujeres y hombres, en cambiar algo que es tan necesario como tener un vaso de agua en la mesilla de noche?

Obsesión. Una terrible obsesión es la que poseemos hoy en día. Una época en la que se intenta agradar, mostrar lo que no somos y cosas por el estilo. Sinceramente, dudo que nadie se sienta orgulloso de haber hecho alguna vez algo así. ¿Por qué? ¿Por qué vamos a cambiar? ¿Por qué pretendemos cambiar a alguien solo por no ser completamente afín a nosotros mismos?

Dejadme que conteste a todo lo anterior de manera sencilla: es porque por mucho que digamos que nos gusta la espontaneidad en otra persona, odiamos no tener el control sobre la situación, sobre sus comentarios, sobre cómo nos gustaría que fuera en realidad.

Puedes reír a carcajadas o llorar a mares por esa otra persona. Pueden disfrutar de ella, aunque sea durante cinco minutos en un fugaz saludo. Pueden volverse locos al no poder apartarlo de su cabeza durante días. Pero nunca permitan cambiar o que les cambien, porque entonces habrán perdido lo más importante, se habrán perdido a sí mismos. No dejen que el amor les haga eso y si alguna vez lo intenta, ábranle la puerta y péguenle una patada en el trasero, aunque les duela más a ustedes darla que a él recibirla. 



"El verdadero amor no es otra cosa que el deseo inevitable de ayudar al otro para que sea quien es" (Jorge Bucay)

jueves, 26 de febrero de 2015

Ganar o perder



Hace tiempo, oí a alguien decir una frase que se me quedó grabada en lamente: “¿Qué es lo peor que te puede pasar si no ganas? Pues que sencillamente aprenderás algo”.

No sé si es por la tremenda credibilidad que para mí tiene esa persona, o porque de alguna manera inconscientemente ya lo tenía en cuenta, pero puede que esta sea una de las frases que más me han ayudado a no plantarme ante los retos, esos que simulaban inalcanzables.

Normalmente, estamos tan condicionados por la idea de que lo mejor es ganar, que por miedo a no conseguirlo ya ni siquiera lo intentamos. Otras veces, aún después de haberlo intentado, caemos en una profunda desilusión y desesperación por no haberlo conseguido, olvidándonos de todo lo demás y de todo lo bueno que implica haber luchado.

Querer ganar no está mal, ya que en la mayoría de los casos nos impulsa a luchar por lo que queremos y anhelamos. En cambio, si nos mostramos con miedo ante un objetivo que parece imposible, no podremos ni siquiera luchar. Y en la lucha está el aprendizaje.

Y, como acostumbro a pensar, si luchas al final siempre acabarás ganando algo. Por un lado, puedes ver cumplido tu objetivo y sentirte orgulloso porque toda esa lucha al final habrá dado sus frutos. Y, por otro lado, aunque no lo consigas, habrás conseguido mucho (puede que hasta más que logrando tu objetivo). Te habrás dado cuenta de tus errores, los cuales no tendrás en cuenta en el caso de que ganes.

                                 



Pero lo mejor vendrá luego, cuando una vez hayas asimilado los errores (esos que todo el mundo comete) porque será el momento de aprender de ellos, de tenerlos en cuenta la próxima vez que te plantees un reto.

Y cuando lo consigas, después de más o menos intentos fallidos, ahí será cuando te des cuenta de que el esfuerzo vale la pena y que los triunfos, cuando se forjan con tiempo y dedicación, son cuando más se valoran, cuando más importante te hacen sentir.

Ahora parece que, como suelen decir, ganar no es lo más importante. Pero no por haber participado, sino por haber luchado y haberte sacrificado.

Y aunque al final parezca que de cualquier manera ganas, no es así. Porque también se puede perder, pero no nos confundamos, el que pierde no es el que no logra sus objetivos, sino el que no se molesta en aplicar lo aprendido.

INSTRUCCIONES DE USO Y FECHA DE CADUCIDAD

Sostenga el envoltorio y lea las instrucciones de uso, la fecha de caducidad se encuentra al final de estas líneas.
Las niñas juegan con muñecas, visten faldas y vestidos, y cuando crecen deberían saber usar tacones. Los niños juegan con coches y camiones y el color rosa les puede hacer afeminados. Señoras, ¿no querrán que su hijo sea gay? Señores, no hagan nada, acábense el puro y esperen a que su mujer recoja la mesa. Los niños no lloran. Hay que estudiar, primero el colegio y luego el instituto, y después has de hacer lo posible para entrar a la universidad. Después el master, y si ves que tal, otra carrera.
Cuidado con los chicos, van a lo que van, no les interesas en absoluto, cuando consigan lo que quieren te dejarán. Chicas, cuidado con la falda, puede que sea demasiado corta y, por lo tanto, serás una guarra. Asimismo, si estás con más de uno serás una guarra, si llevas demasiado escote, si sonríes a más de uno, si miras o caminas de una manera provocadora, y un largo etcétera que deberías saber, serás una guarra. Los chicos, si están con más de una son unos campeones. Eso está considerado verdad incuestionable.
Las mujeres deberían saber más de moda y otros trabajos que no impliquen esfuerzo físico. Para altos cargos, también es aconsejable que sea un chico el que esté al mando, las mujeres son demasiado emocionales y eso puede influir negativamente a la empresa. Los hombres, por su parte, deben ayudar en casa pues  son muy modernos y apoyan a su mujer en cuanto a su vida laboral. Pero ellas siempre harán más que ellos, y no, no tienen por qué saber cómo funciona el horno.
Si eres joven y no tienes ni experiencia, ni contactos, ni dinero, ni estás dispuesto a prostituirte o vender un órgano, date por satisfecho con un trabajo a jornada completa, más las horas que te explotan y que no están en el contrato, por una miseria. Aun así, procura encontrar trabajo, no importa que no te guste, lo importante es que te ingrese una buena cantidad en tu cuenta corriente. Roba, si puedes, y si no tendrás que conformarte con coger el bolígrafo del señor que te atiende en el banco, cuando no mire. Cómprate un coche y después una casa, o al revés. Y cuando ya lo tengas, haz lo mismo una y otra vez. También puedes tener un gato o un hijo, o ambos. Tu mujer ha de ser refinada, con buen gusto y sonreír ante tus colegas del trabajo. No derroches amabilidad con ella, deberá entender que tu trabajo es complicado. Tu marido debería llevar traje a conjunto con una bonita nómina, y comprarte cosas bonitas, no aceptes joyas de menor tamaña que tu ego. 

Los jóvenes ya no son lo que eran, ahora todos son unos sinvergüenzas que no tienen respeto por los mayores y se dedican a estar en casa sin hacer absolutamente nada, aprovechándose del dinero y la paciencia de sus padres. Los ancianos son personas inservibles, molestas, las cuales ya vivieron sus mejores años y ahora son un incordio. Lo más correcto es ingresarlos en una residencia para la tercera edad.
Podemos hacer chistes machistas, feministas, homófobos o racistas (especialmente a través de Twitter), al fin y al cabo son chistes y no tienen por qué afectar a nadie. Las redes sociales pueden utilizarse para criticar a todo ser viviente, así como para mandar indirectas a diestro y siniestro y mostrar interés por la vida del resto sólo por compromiso o interés.
Ahorra, has de ser precavido ante una crisis. Pero compra mucho, aunque no lo necesites, hay que mirar por la economía del país. Los políticos roban, acéptalo y no te quejes porque todos son iguales y seguirá sucediendo lo mismo año tras año. Los medios de comunicación siempre cuentan la verdad y no se ven influídos ni por cuestiones ideológicas, ni políticas ni económicas. Y si aun así no te convence, opta por los programas de televisión de contenidos sencillos (véase Sálvame).

Ahora puedes seguir las instrucciones y esperar a que llegue tu fecha de caducidad. O VIVIR TU VIDA.